Como madre y mujer coincido plenamente con las palabras de la Presidenta quien «lamenta el fallo, porque prohíbe contar con la posibilidad de entregar la píldora a las personas más pobres» y hay mucho de razón en esto, pues los jóvenes hoy en día experimentan sin pensar en las consecuencias y cada día vemos nacer hijos de adolescentes que no se cuidaron y que de manera irresponsable y por obligación de terceros, están cumpliendo con la tarea de traer ese hijo al mundo, pero sabiendo que les ha truncado su vida, y el cariño y preocupación por ese bebé comienza a decaer día a día, los cuidados pasan a depender de las abuelas y en algunas instancias de guarderías que le permiten concluir sus estudios a medias, pues la doble responsabilidad les pesa.
En cambio, aquellas jóvenes que cuentan con los medios, compran sus pastillas o se cuidan de antemano, de ahí la gran diferencia. ¿Dónde abundan los hijos abandonados a su suerte? En las clases más desprovistas, por falta de educación al respecto y por la escasa ayuda médica para planificar la familia, a la que sí tenemos acceso quienes trabajamos.
¿Por qué entonces legislar sí no está probada científicamente, según médicos e investigadores, que esta pastilla sea abortiva? A los treinta y seis Diputados de la Alianza que presentaron este recurso, realicen una mirada más allá de sus sectores, que mantengan una cercanía a la clase popular en donde puedan empaparse de los problemas de la gente y poder tomar las decisiones en pro de ellos y no de los de su sector, el gobierno mira y vela por todo Chile, y así debe ser una nación democrática y pluralista, por tanto, busquen los resguardos para que se siga distribuyendo y podamos contar con madres felices y responsables de sus hijos.